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Aun cuando digan: «Vive el Señor», sus juramentos son falsos.

¡Ah, Señor! ¿Acaso tus ojos no se fijan en la verdad? Los castigaste, pero no les dolió; acabaste con ellos, pero no quisieron ser corregidos; endurecieron su semblante más que la roca, ¡y no quisieron volverse a ti!

Yo pensaba: «A decir verdad, éstos son unos pobres locos, que no conocen el camino del Señor ni la justicia de su Dios.

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